Las medicinas de los pueblos étnicos como patrimonio cultural

La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO del año 2003, reconoce la importancia de los conocimientos que poseen las comunidades, en especial las indígenas, como parte de la diversidad cultural de las naciones y busca protegerlos – salvaguardarlos preservando su función dentro de la sociedad.

En dicha Convención, en el artículo 2, Numeral 3, se define salvaguardia como “las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión -básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos”¹.

Así mismo, en el artículo 2, Numeral 1 de la Convención, se define que estos conocimientos, rituales, tradiciones y expresiones orales se consideran parte del “patrimonio cultural inmaterial”, entendido como “…los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”¹.

En este contexto, los saberes, conocimientos y prácticas que sobre las medicinas tradicionales han sido transmitidas milenariamente al interior de las culturas y sistemas de vida de las poblaciones indígenas, afrodescendientes, romaníes y otros pueblos étnicos en las Américas, se constituyen en parte del acervo cultural de los Estados contemporáneos de la región y por ende en un patrimonio cultural inmaterial, ya que no solamente dan cuenta de la identidad propia de estas poblaciones, sino que además manifiestan una manera de tratar los síntomas y curar las enfermedades en contextos donde la biomedicina no llega o conviven con la biomedicina formando así un pluralismo curativo que brinda alternativas terapéuticas para las poblaciones.

Así, los estados, de manera participativa con estas poblaciones, deben adelantar medidas para garantizar la salvaguardia de las medicinas tradicionales y desde el ámbito de la salud, estas deben consistir, entre otras, en adoptar medidas jurídicas, documentar sus acciones, fomentar la realización de estudios para comprender el pluralismo médico, sus funciones y aportes a satisfacer las necesidades en salud y promover su práctica en articulación y complementariedad con los sistemas nacionales de salud. De esta manera se mantiene viva la tradición, se fomenta su trasmisión y se logra su uso, contribuyendo también a mantener viva la diversidad cultural de las naciones.

Por ello, la Política de Etnicidad y Salud de la Organización Panamericana de la Salud plantea como una de sus líneas prioritarias de cooperación técnica a los Estados Miembros para la implementación de acciones con un enfoque intercultural, el “reconocimiento de los conocimientos ancestrales y de la medicina tradicional y complementaria” (https://bvsalud.org/es/post_vitrines/etnicidad/), a través de la realización de diálogos de saberes y el fortalecimiento de modelos interculturales de salud.

Referencias.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO. Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial [Internet]. 2003. Disponible en: https://ich.unesco.org/es/convención

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